¡Venga tu Reino!
Madrid, 15 de octubre de 2014
A los miembros del Regnum Christi de España
Legionarios de Cristo
Laicos consagrados
Consagradas
Laicos de 1º y 2º grado
Muy queridos hermanos:Muy queridos hermanos:
Haberlos conocido un poco más durante estos dos apretados meses de mi “noviciado” en la DT me permite llamarlos “queridos hermanos”, más allá de una fórmula de cumplido. Conocerlos en persona y el trabajo celoso que vienen haciendo en este territorio desde hace años suscita en mí admiración y gratitud a cada uno de ustedes. He visto con emoción manos encallecidas, frentes arrugadas, rostros curtidos, pero con un aura de alegría serena por largas jornadas laborales de sol a sol en esta viña nuestra y del Señor. Los admiro en su heroica fidelidad.
Hoy Dios en su Providencia inescrutable me marca el comienzo de este nuevo servicio que me pide dar, tan lejos de mis previsiones. Hasta ayer aún pensaba que “esto pudiera no ser”. Ahora veo que la cosa va en serio, pues esta mañana temprano el P. Jesús María abandonó silenciosamente la habitación de al lado y me he sentido un poco desvalido, aunque él me asegura que sigue ahí, a un tiro de piedra digital. Y sí lo creo, porque ha sido el ángel Rafael que caminó a mi lado. Él no ha querido homenajes ni ceremonias por sus 9 años fecundos, y a veces sufridos, al frente de este territorio del Regnum Christi. Me recuerda la despedida de Rafael a la familia de Tobías: “Bendecid a Dios. Si he estado con vosotros no ha sido por mera bondad mía, sino por voluntad de Dios. Poned por escrito cuanto os ha sucedido; yo regreso al que me envió”. Buen viaje, P. Jesús María. Agradecidos de todo corazón.
He dicho alguna vez en estos días que somos una gran orquesta bajo la dirección del Espíritu Santo. El director de orquesta tiene un palito en sus manos que, a veces, usa y, a veces, no. Ahí me veo, en la delgada batuta de palo. Él nos conduce. ¿Hacia dónde? Purificación, renovación, humildad, celo evangélico, comunión, creatividad apostólica… En dos palabras: Más amor a Dios y a nuestros hermanos, donde quiera que estemos. Y así, hasta que el Señor de la Vida y de la Historia disponga.
Termino como empecé en mi primer contacto hace dos meses: Con vosotros soy cristiano, hermano. Para vosotros, por un tiempo breve, seré pastor, agradecido a Dios, confiado en la Virgen Madre y en la comunión de los santos, esperanzado por sus oraciones y el apoyo que me han prometido. In Nomine Domini!
Suyo afmo. en Jesucristo,
P. José Carlos Zancajo, L.C.
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