Estamos en fechas de Primeras Comuniones. Colegios y parroquias concluyen los periodos de catequesis para que los chicos que reciban el sacramento de la Eucaristía. Se trabaja para que experimenten un momento trascendente; para que Cristo sea el centro, y cualquier regalo y toda la fiesta obtengan su sentido a partir de ese encuentro fundamental con Jesús. A raíz de la Primera Comunión de su hijo, Beatriz, una madre de Highlands School El Encinar escribió unas líneas a Carmen Tapia, la consagrada que ha sido catequista de su hijo. Las reproducimos a continuación.
Buenos días Miss Carmen:
Quisiera dar las gracias a todo el colegio y muy especialmente a María B y a ti por todo el trabajo que se ha puesto en la preparación de los niños para la Primera Comunión y en la ceremonia, que me pareció muy bonita.
Al tener la suerte de ser parte de una familia numerosa he asistido a unas cuantas comuniones en distintos colegios. No sé si es porque en ésta estaba mi hijo, pero la de este sábado me ha parecido una de las más entrañables (reconozco que era más partidaria de ceremonia individual ya que las colectivas me parecían muy impersonales dado el número de niños haciendo la comunión y de la cantidad de invitados y el murmullo generalizado). Tengo que dar la razón a aquellos que me decían que no sería este el caso, y no sólo por el número "pequeño" de niños que hacía la comunión, sino también por la participación que han tenido casi todos los padres en la ceremonia y el poder estar justo al lado de nuestros hijos y verles las caras de felicidad y de emoción (y de paso emocionarnos nosotros también).
Felicito al colegio y a su departamento religioso por lo acertado que ha estado en todo, hasta en la duración de la homilía (corta y directa con sólo una idea). Estaban todos los niños con la boca abierta siguiendo al padre José para ver cómo relacionaba a Spiderman con Jesús. Mi tío (que tiene unas cuantas comuniones encima durante sus más de 50 años de sacerdocio) me comentó después que le había parecido muy acertada y que le encantó ver las caras de los peques.
Muchas gracias, otra vez, por todo y por el detalle de permitir que José recibiera la comunión de mi tío. Ahora queda la parte más difícil, conseguir que esta emoción se mantenga durante toda su vida (pero eso en un trabajo del día a día).
Un beso
Beatriz
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