La carta viene firmada por el P. Eduardo Robles Gil, L.C., Jorge López y Gloria Rodríguez, los tres directores generales de la Legión de Cristo y las ramas consagradas masculina y femenina, respectivamente. En su mensaje recuerdan la importancia de reconocer "el amor que hay detrás de un don", de la misma forma que "la alegría y la gratitud brotan casi espontáneamente y es difícil contener el deseo de compartir con los demás aquello que se ha recibido". Y con el Papa Francisco afirman que "ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí misma". Es más "cuando reconocemos, acogemos y vivimos el don de la vocación a la que cada uno ha sido llamado, nos convertimos en testigos de un Dios que sale a nuestro encuentro y entra en diálogo con nosotros, un Dios que "en todo tiempo y en todo lugar, se hace cercano del hombre: le llama y le ayuda a buscarle, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas" (Catecismo de la Iglesia Católica n.l).
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