30 de abril de 2014

Irene, de Familia Misionera: “Sabemos que el esfuerzo y el cansancio compensan: vuelves renovado y con una alegría que hacen que merezca la pena”

Hoy entrevistamos Irene. Ella con su marido Alfonso y sus tres hijos de 11, 8 y 5 años se han ido a Magán, en la provincia de Toledo con Familia Misionera. Son veteranos, llevan ya 5 años yendo de misiones. Van porque les gusta, ¡claro!, pero sobre todo por vivir en familia la fe, y vivirla con otras familias. Además, como suele ocurrir, es algo muy demandado por los propios hijos. Y es difícil decir que no…




Lleváis varios años yendo a las misiones de Semana Santa en familia, ¿qué es lo que encontráis en ellas para que repitáis?
En primer lugar encontramos un grupo de amigos con los que vivimos la Semana Santa con todo su sentido, pero además encontramos una preciosa experiencia de Iglesia que cuida a los de dentro, pero no está encerrada en sí misma, al contrario hay una apertura hacia los demás y una gran generosidad por llegar a otras personas. Además, hemos encontrado un lugar privilegiado para que nuestros hijos vivan la fe no sólo en familia, sino con otras familias que viven lo mismo que nosotros.

¿No es lo mismo cada año? ¿Qué habéis encontrado de diferente este año en Magán?
Hemos encontrado un ambiente más urbano, más frío y con más diversidad de gente que las misiones de otros años que eran más rurales. Además hemos encontrado una parroquia con mucha vida, de la que hemos recibido mucho.

Y teniendo hijos pequeños, ¿no os puede la pereza y queréis ir a la playa o en cualquier otro sitio en donde dormir y descansar?
Pues desde luego, hay momentos en que nos tienta ir a descansar a algún sitio, pero la ilusión de los niños por ir es tan grande, que no nos plateamos otra opción. Además, después de varios años, sabemos que el esfuerzo y el cansancio compensan: vuelves renovado y con una alegría que hacen que merezca la pena.


¿Qué es lo que más os gusta hacer en familia cuando vais de misiones? Y ¿a vuestros hijos? ¿y como matrimonio?
Para hacer en familia son estupendos los momentos de convivencia entre todos. A los niños les encanta ayudar e implicarse tanto en la liturgia como en las procesiones, viacrucis... e ir por las casas hablando con la gente del pueblo, lo cual nos abre todas las puertas a los mayores. Y como matrimonio son privilegiados los momentos de oración.

¿Y de verdad veis que Cristo actúa a través vuestro?
Yo estoy segura de ello porque si estamos allí es porque Él nos ha llevado. Otra cosa es que nosotros lo veamos, porque muchas veces uno no ve los resultados ni sabe lo que pasará por el corazón de las otras personas, pero ahí está la confianza y yo creo que el Señor nos lleva para actuar a través de nosotros pero de la manera y en el momento que Él quiera.

Creo que uno de tus hijos se ha traído un regalo estupendo...
Sí, mis hijos han vuelto a casa con dos huevos de pichón y siguen esperando que nazcan. El párroco de Magán, un hombre de gran vitalidad, al ver su interés por el campanario y el palomar, hizo subir al monaguillo de la parroquia a lo alto del campanario para coger los huevos. Algo que en una ciudad nunca haríamos, en un pueblo y de la mano del párroco, se convierte en toda una aventura para ellos.

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