23 de abril de 2014

800 personas en las misiones de Semana Santa con Juventud y Familia Misionera

“Hace como tres años, presidiendo una procesión de Semana Santa, se me acerca una mujer para darme las gracias por haberle mandado a las misioneras a visitar a su hijo enfermo, porque habían supuesto un consuelo para él y su familia. Aquella actitud de aquella madre ya justificaba la presencia de los misioneros”. Quien habla así es don Antonio José Palazón, párroco de Santa Florentina, en Cartagena, explicando cómo los participantes de Juventud y Familia Misionera ayudan en los pueblos y barrios, en las "periferias" a las que convoca el Papa Francisco para predicar a Cristo.


 
Este año 2014 han participado en las misiones 220 jóvenes, y 111 familias de toda España. En total han sido algo más de 800 misioneros, de los cuales 299 eran niños. Estos misioneros han ayudado a 19 párrocos en 11 provincias: Asturias, Burgos, Cáceres, Castellón, Córdoba, Guadalajara, Palencia, Teruel, Toledo, Murcia y Huesca. Se trata, en su gran mayoría, de parroquias rurales donde un mismo párroco atiende a 10, 20 y hasta 30 pueblos él solo. Junto a los seglares han participado 35 legionarios de Cristo y otros tantos consagrados y consagradas del Regnum Christi.

Jorge Barco, director de Juventud y Familia Misionera, explica que “el Papa habla de la Iglesia como ‘una historia de amor’, y nuestro amor queremos concretarlo ayudando a los párrocos que muchas veces están solos o que tienen muchos pueblos a su cargo en este momento litúrgico tan importante”. Este apostolado del Regnum Christi lleva haciendo esto en España 13 años.

Ir de misiones, explica D. Antonio, este párroco de Cartagena, es “colocarte un poco en el punto de mira de Jesús para descubrir su amor”. "Los jóvenes aportan su juventud y su fe: unas veces más elevada, otras más vacilante, pero siempre importante", dice. 

La labor de los misioneros consiste en dar testimonio de su fe por las calles y las casas, ayudar a preparar los oficios y las celebraciones, visitar a los ancianos y los enfermos… Pero, sobre todo, ser testimonio de familias y jóvenes que, con su sola presencia y su alegría, hacen interrogarse y preguntarse a otros por su fe.

Misionar en familia
Los misionados no son únicamente la gente de los pueblos. En la mayoría de los casos, la primera gracia de la misión la reciben los propios misioneros que tienen que ‘descentrarse’ de sí mismos para salir hacia los demás y poner a Cristo en el centro.

Para muchas familias es una oportunidad para poner en práctica lo que tantas veces predican a sus hijos: una fe viva, en movimiento. Lo destaca Juan Antonio Ramos, responsable del equipo que misiona en Cabrales (Asturias) desde hace 9 años de la mano del párroco don Pedro: “Para nosotros es una oportunidad de compartir nuestra fe con otras familias pero también para compartirla con nuestros hijos. Es una experiencia irreemplazable, y Dios vive en cada experiencia de fe que unos hijos viven con sus padres. Es una forma de vivir el Evangelio, y nosotros somos los principales beneficiarios”, asegura.


Los jóvenes, protagonistas de la misión
Justamente, ese descentrarse es el lema que se ha usado este año para promover las misiones entre los jóvenes: “Salimos a la calle un año más alentados por el Papa y su invitación a dejar nuestras comodidades, nuestro centro”, cuenta uno de estos jóvenes misioneros. “Y por eso la palabra clave de nuestros carteles este año ha sido #descentrados”. Así, con su propio hashtag para twitter. 

Este año han sido 220 chicos y chicas de entre 15 y 23 años los que han participado en las Misiones de Semana Santa. Un grupo acudió a Monzón (Huesca). Otro, a Segorbe (Castellón) Y un tercer gran grupo (180 jóvenes de Madrid, Barcelona, Sevilla, Palma de Mallorca y Ávila) se organizaron para ayudar a vivir la Semana Santa en 7 parroquias de Murcia por sexto año consecutivo.

Don Antonio José Palazón explica que “ir de misiones, no es ir a la comodidad, sino más bien hacer el ejercicio de salir de ella para darte en la tarea que en cada momento te muestre el Señor. Una tarea que no suele dejarte cómodamente en el sillón”. 

Julio Lorenzo, responsable de Juventud Misionera, por su parte, quien ya lleva 10 años misionando, explica: “Dios nunca se deja ganar en generosidad, y uno va con la idea de ayudar, y vuelve ayudado. Uno se va con la idea de anunciar a Cristo, y resulta que el Anuncio también lo recibes tú. Sin duda alguna, el ir de misiones con el montonazo de jóvenes que vamos es un verdadero Testimonio: el que damos en los pueblos con nuestra presencia, y el que me llevo a casa al ver tanta gente buena al servicio de la Iglesia”

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