Estamos a un mes justo de
comenzar la Semana Santa, y con ella las misiones de Juventud y Familia Misionera. Los jóvenes se van a Murcia y para todos aquellos que se apunten
antes del 16 de marzo tiene un descuento de 30€. Inscríbete aquí.
Hoy nos da su testimonio misionero Julio Lorenzo, estudiante de ingeniería de Caminos y participante en
las misiones desde hace 10 años. En las líneas que siguen, nos cuenta las
actividades que hacen, las conversiones de las que ha sido testigo, el ambiente
que se vive…
Este año Juventud Misionera
vuelve a Murcia, como desde hace 5 años. Atenderemos 6 parroquias entre Murcia,
Cartagena y Puerto de Mazarrón. Nuestro objetivo principal es ayudar a los
párrocos que precisamente nos abren las puertas de sus parroquias para que
vivamos con ellos la Semana Santa. La ayuda que ofrecemos es apoyo total en los
oficios, sacamos los pasos en las iglesias que tienen procesiones, visitamos a
los enfermos el viernes santo, etc.
El sábado santo tenemos nuestra
jornada de convivencia, donde todos los jóvenes que estamos trabajando en las
parroquias nos juntamos para peregrinar a un santuario mariano, y compartimos
nuestras experiencias, nos conocemos, y convivimos sanamente y santamente.
Llevo muchos años yendo de
misiones y siempre me pasa lo mismo: días antes de partir a Murcia, la pereza y
las ganas de quedarme en casa me invaden, pero el domingo de Resurrección
vuelvo a casa feliz. Feliz porque Dios nunca se deja ganar en generosidad, y
uno va con la idea de ayudar, y vuelve ayudado. Uno se va con la idea de
anunciar a Cristo, y resulta que el Anuncio también lo recibes tú. Sin duda
alguna, el ir de misiones con el montonazo de jóvenes que vamos, es un
verdadero Testimonio: el que damos en los pueblos con nuestra presencia, y el
que me llevo a casa al ver tanta gente buena al servicio de la Iglesia.
¿Que cuesta ir de misiones?
Cuesta, porque uno renuncia a sus comodidades, se duerme en el suelo, se
madruga, se obedecen órdenes del párroco… en definitiva, se cultivan las
virtudes espirituales propias de un buen cristiano, y eso la sociedad de hoy no
te lo vende bien. Pero la recompensa es infinita; a corto y largo plazo te das
cuenta de los grandes frutos que recibes. Y es cosas tan importantes como vivir
la fe con más gente como tú, ayudar a quien lo necesita, o dar testimonio
alegre de tu fe son cosas que todo cristiano debería vivir para darse cuenta
del enorme tesoro que tenemos.
El SolNight, la actividad del
jueves santo por la noche donde salimos a la calle a invitar a toda
persona que nos encontramos, es el mejor ejemplo de testimonio de nuestra fe.
Os aseguro que he visto auténticos milagros (gente alejada de Dios que se
vuelve a acercar a la Confesión, entre otros muchos), que se dan en esta
actividad, donde el protagonista es el Espíritu Santo, que dejamos que actúe en
nosotros. Alucinante lo que ocurre cuando nos ponemos en manos de Dios para que
se haga su Voluntad.
Julio Lorenzo Aguado
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