Roma, 15 de febrero de 2014
A los legionarios de Cristo
A los miembros y amigos del Movimiento Regnum Christi
Muy estimados en Cristo:
Les escribo a todos con espíritu de oración para agradecerles por su entrega generosa a Dios, que nos hace estar juntos a su servicio y el de las personas que Él mismo pone en nuestro camino. La Legión y el Movimiento somos nosotros, quienes nos hemos comprometido con Cristo y hemos seguido de cerca su llamado a entregar nuestras vidas como Él a nuestros hermanos.
He estado respondiendo mensajes, pero son muchos y el ritmo del Capítulo es exigente. Por ello, mientras me pongo al día, quiero enviar este saludo a todos y expresarles mi agradecimiento por sus palabras y sus oraciones. Todos en el gobierno las necesitamos para poder ejercer la autoridad con espíritu de servicio, como el Buen Pastor que da la vida por sus amigos.
En estos días, escuchando los informes de los directores territoriales en el aula capitular, hemos podido ver con claridad su dedicación y su desgaste, que han servido para mantenernos unidos y trabajando por las almas. Es claro que la gestión no ha sido perfecta, pero quiero agradecer a quienes han estado en el gobierno general y territorial en estos últimos nueve años por su servicio desinteresado. Es imposible mencionarlos a todos, pero no puedo dejar de señalar mi agradecimiento profundo al P. Álvaro, al P. Sylvester, al P. Luis y al P. Evaristo.
Estando aquí en Roma, he podido apreciar y valorar la dedicación generosa y desinteresada del Card. Velasio De Paolis y sus consejeros a la misión que les encargó el Papa Benedicto XVI. Les estoy profundamente agradecido.
Veo este gobierno como un servicio a la unidad de todo el Movimiento y como una continuidad en la renovación, para que todos podamos expresar con satisfacción en medio de las dificultades, como San Pedro, “qué bien se está aquí”.
Les pido sus oraciones en esta etapa final del Capítulo General. Encomendémonos a la intercesión de la Santísima Virgen para que nos acompañe en este camino. Les agradezco por su entrega y por el testimonio de sus vidas. Cuenten con mis oraciones y también les pido, por favor, las suyas.
Afectísimo en Cristo,
P. Eduardo Robles-Gil L.C
A los legionarios de Cristo
A los miembros y amigos del Movimiento Regnum Christi
Muy estimados en Cristo:
Les escribo a todos con espíritu de oración para agradecerles por su entrega generosa a Dios, que nos hace estar juntos a su servicio y el de las personas que Él mismo pone en nuestro camino. La Legión y el Movimiento somos nosotros, quienes nos hemos comprometido con Cristo y hemos seguido de cerca su llamado a entregar nuestras vidas como Él a nuestros hermanos.
He estado respondiendo mensajes, pero son muchos y el ritmo del Capítulo es exigente. Por ello, mientras me pongo al día, quiero enviar este saludo a todos y expresarles mi agradecimiento por sus palabras y sus oraciones. Todos en el gobierno las necesitamos para poder ejercer la autoridad con espíritu de servicio, como el Buen Pastor que da la vida por sus amigos.
En estos días, escuchando los informes de los directores territoriales en el aula capitular, hemos podido ver con claridad su dedicación y su desgaste, que han servido para mantenernos unidos y trabajando por las almas. Es claro que la gestión no ha sido perfecta, pero quiero agradecer a quienes han estado en el gobierno general y territorial en estos últimos nueve años por su servicio desinteresado. Es imposible mencionarlos a todos, pero no puedo dejar de señalar mi agradecimiento profundo al P. Álvaro, al P. Sylvester, al P. Luis y al P. Evaristo.
Estando aquí en Roma, he podido apreciar y valorar la dedicación generosa y desinteresada del Card. Velasio De Paolis y sus consejeros a la misión que les encargó el Papa Benedicto XVI. Les estoy profundamente agradecido.
Veo este gobierno como un servicio a la unidad de todo el Movimiento y como una continuidad en la renovación, para que todos podamos expresar con satisfacción en medio de las dificultades, como San Pedro, “qué bien se está aquí”.
Les pido sus oraciones en esta etapa final del Capítulo General. Encomendémonos a la intercesión de la Santísima Virgen para que nos acompañe en este camino. Les agradezco por su entrega y por el testimonio de sus vidas. Cuenten con mis oraciones y también les pido, por favor, las suyas.
Afectísimo en Cristo,
P. Eduardo Robles-Gil L.C
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