Los Doce: Si fuera Papa me llamaría...

Algunos no tienen claro cómo se llamarían, pero sí afirman que la gente, al verles, exclamaría ¡Socorro! ¡Desastre! Tomándoselo un poco a broma y con un toque de imaginación, Los Doce de Roma nos cuentan qué nombre se pondrían si por algún casual les tocase cambiar de sotana negra a blanca. Hablan de santos a los que admiran y nos cuentan por qué; y qué de las virtudes de estos santos le vendrían bien al futuro sucesor de Pedro. (Continuar leyendo)

Pregunta 10

Como Papa ¿Qué nombre se pondría?

	ALBERTO PUÉRTOLAS Me llamara como me llamara, al verme todo el mundo me llamaría Socorro I. Y me gustaría que no hubiera un Socorro II… pero siempre podrían elegir, después de mí (que soy más viejo) al H. Juan
	PABLO LORENZO Nunca lo había pensado. Pero creo que me pondría Pablo VII, ya que Pablo significa pequeño y además es mi nombre.
	JOSÉ DAVID VÁZQUEZ Una locura pero, me gusta Juan o Juan María I en honor a S. Juan Evangelista (por lo contemplativo) y la Virgen María (indispensable para cargar la cruz).
	ANDREU FIGUERAS Juan Pablo III. Porque el discípulo Juan fue el que más quería a Cristo. Pablo porque fue el que persiguió a Cristo para luego convertirse en el gran apóstol de su Iglesia.
	JUAN CARLOS VÁZQUEZ Si en el peor de los casos acabo yo como Papa (para que se imaginen cómo debe estar el mundo de confundido para que suceda esto), me pondría el nombre de Juan XXIV, pues es el discípulo amado de Cristo, y así los que me conocen no tienen que aprenderse otro nombre como Eustaquio o Wenceslao. Sería un buen acto de caridad para todos.
	PEDRO DE LA HERRÁN La verdad es que me encanta mi nombre. Pero de elegir para darle un sentido, me pondría David I. Porque David era un hombre muy pecador (asesino y adúltero), pero supo pedir perdón a un Dios que le buscaba y el mismo Dios reconoció, a pesar de sus pecados, que era un hombre según el Corazón del Señor. Me hace pensar que no importa lo desastre que sea, importa dejar a Dios entrar en mi vida.
	MIGUEL SUBIRACHS Pablo VII por su conversión y pasión de amor por el Señor.