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21 de marzo de 2013

Peregrinación express para recibir al Papa

Un grupo de alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria recorrió 4.000 kilómetros en autobús (Madrid- Roma/ Roma- Madrid) para ir a ver al papa Francisco en su primer Ángelus. El P. Justo Gómez, LC,, capellán de la Universidad, impulsó y acompañó toda la travesía. Patricia Santos nos comparte su experiencia tras estos días de intensa convivencia y de primer encuentro con el papa Francisco, quien dijo:  “Un poco de misericordia cambia el mundo; lo hace menos frío y más justo”. Inspirada en estas palabras, Patricia nos cuenta, a modo de carta al Papa, que también para ella cambiar el mundo es posible. (Continuar leyendo)
Patricia Santos.- Una vez escuché que el mundo puede dividirse en dos tipos de personas: los mirones y los que actúan.

Los mirones son los que piensan que no se puede hacer nada, que hay que resignarse y que es mejor vivir en silencio. Los mirones  nunca se hacen preguntas, nunca arriesgan y nunca se comprometen. Los mirones son los que pasean por la plaza de San Pedro y graban con sus cámaras porque no se atreven a unirse a nosotros. Los mirones nunca sabrán lo que es ser feliz.

Los que actúan, en cambio, bailan en mitad de la plaza de San Pedro, chillan canciones al Papa por la Via de la Conciliazione, conocen el poder inmenso de la oración y defienden su fe a los cuatro vientos porque tienen la esperanza de despertar con sus gritos a un mundo de sordos.

Las personas que actúan no se piensan las cosas dos veces y deciden hacerse 24 horas en autobús para llegar a Roma, no les importa comer pizza en el suelo, disfrutan pateándose la ciudad de arriba a abajo y se emocionan al entrar en  la catedral de San Pedro, porque se sienten muy poquita cosa en medio de tanta grandeza.

A las personas que actúan no les detiene la lluvia, el frio ni el cansancio, no se rinden cuando la vida les pone pruebas difíciles, no se rebelan ante el sufrimiento sino que le dan un sentido y no se frustran cuando las cosas no salen como ellos esperaban, porque confían en que Dios les tiene preparado un plan mejor.

Las personas que actúan me han enseñado que lo importante no es el destino si no el camino que recorremos juntos, que se puede cambiar el mundo en un par de días, que podemos hacer de nuestra vida algo extraordinario y que la mejor forma de hacer frente al miedo es confiar en quién sabe más que nosotros.

Gracias por demostrarme que “un poco de misericordia cambia el mundo; lo hace menos frío y más justo”.

Hasta pronto,

Pati

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