Los que hayan estado en Cerro del Coto sabrán que es una casa grande. A veces, un grupo de de mujeres, fuertes y disponibles, no es suficiente para que todo esté en orden. Se necesitan voluntarios. Y a veces llegan. Sin previo aviso, un grupo de Legionarios se presentó en la casa de las consagradas para ayudarles con los quehaceres de jardinería. "Sorprendente" decía alguna. Otras, más veteranas, acostumbradas ya a esa hermandad natural de toda la vida, lo que vieron es que así se inauguraba una obra de apostolado. (Continuar leyendo)
Una consagrada en cuarto de formación, recién llegada de Monterrey a Madrid, comentaba que pudo "reafirmar que esto es una familia. Nunca lo había visto. Fui consciente de que ellos también pueden pedirme ayuda a mí y yo a ellos, como los hermanos que se ofrecen a lo que necesiten las hermanas. Esta cercanía y disponibilidad de los legionarios a las consagradas la he visto más ahora que he llegado a España", comenta esta mexicana de 21 años.
(La primera foto es en la Dirección General, en Roma. La segunda imagen es en Cerro del Coto el fin de semana del 10 y 11 de noviembre)
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