Entre los nuevos acólitos está el H. Rafael Pou, L.C., de Barcelona, quien compartió su emoción por caminar nuevos pasos hacia su vocación de llevar a Cristo Eucaristía: “Dentro de ese anhelo que tengo de llevar a Jesucristo a los demás está el aspecto de la palabra, predicar sobre el Evangelio, pero también está el aspecto de la Eucaristía. Saber que las personas llegarán a completarse con Jesucristo... eso que llega a hacerse físico, llega a ser un anticipo del Cielo”.
“Ser acólito te enseña a ser ese pan del que todos anhelan nutrirse. Te enseña a entender que el ministro, así como el sacerdote, no se pertenece a sí mismo, sino que es un servidor”, explicó el hermano el hermano Agustín Gómez, L.C.
La institución como acólito puede ser recibida por cualquier persona laica, sin embargo es un paso requerido para luego ejercer el sacerdocio. Es un momento muy importante para todos aquellos jóvenes seminaristas que se preparan para entregar su vida en el sacerdocio y quieren llevar a Cristo a los demás.
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