28 de febrero de 2018

El Cardenal Osoro recuerda a los laicos de Madrid que la urgencia de la Evangelización pasa por “el encuentro y la cercanía a todos los hombres”

Organizada por la Delegación Episcopal de Apostolado Seglar, se celebró el pasado sábado 24 de febrero, la XVIII Jornada Diocesana de Apostolado Seglar de la Archidiócesis de Madrid en el Colegio Valdeluz, de los padres Agustinos. Participaron 205 seglares de diversos movimientos y asociaciones así como de varias parroquias madrileñas, entre los que se encontraba, en representación del Regnum Christi, Rosina Seral. En el encuentro destacó la intervención del Cardenal Arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro que aclaró las prioridades evangelizadoras de la diócesis.


Don Carlos Osoro señaló que los prejuicios nos separan de la gente, añadiendo que “somos los cristianos, los curas y los obispos, llorones. Y el que llora no mama. Una Iglesia así no dice nada a los jóvenes. Nada”.

Por eso, “el Señor nos dice que amemos a nuestros enemigos, que son nuestros hermanos. Cercanía y encuentro son categorías que pertenecen a esta dimensión. Si os insultan no devolváis otro insulto”. Lo que sucede es que “hay gente que llega a Madrid y no tiene donde caerse muerto. Los pobres muriéndose y nosotros, ¿qué hacemos?” preguntó el Purpurado afirmando después que “la urgencia de la Evangelización pasa por llegar a los que están más solos y abandonados. Si no soy capaz de regalar la vida de otra manera... mala cosa es”.

“Nuestra responsabilidad en la vida de la Iglesia pasa por nuestro cambio –señaló el cardenal de Madrid-. Jesús se encontró con todos. Hay que salir a otros contextos. La mayoría no era de leprosos en el pueblo de Israel pero el Señor se acercó a ellos. A las viudas también se les acercó. Os animo a que la urgencia de la Evangelización que es cierta, pase por dos categorías: el encuentro y la cercanía a todos los hombres. Y la Iglesia o asume esas dos categorías o sale no sé a dónde. Nadie sobra. Hay que hacer un gran esfuerzo por escuchar a todos”.

Y para ello puso como ejemplo el Parlamento de los Jóvenes “para que conversen sobre los problemas más importantes. Y deseo que sea algo permanente en la Iglesia. El Papa Francisco quiere y nos dice qué escuchemos a los jóvenes”.


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